El hueso ha de adaptar permanentemente su estructura y sus capacidades de resistencia a las solicitaciones mecánicas. El desequilibrio entre las fuerzas aplicadas al hueso y su resistencia mecánica puede conducir a la producción de fracturas denominadas «por sobrecarga», no traumáticas. Las fracturas de fatiga se observan principalmente en el entorno militar o deportivo. Se ven favorecidas por una actividad no adecuada (demasiado intensiva, con material no óptimo) sobre un contexto favorecedor (sexo femenino, cualidades esqueléticas preexistentes mínimas, aporte energético insuficiente, etc.). Es fundamental la prevención mediante la detección y la corrección de estos factores. Las fracturas por insuficiencia ósea aparecen sobre una osteopatía fragilizante, la más frecuente entre ellas es la osteoporosis, de la que pueden ser la primera manifestación.