Cambios en el ancho de la sindesmosis tibioperonea relacionada con la coordinación neuromuscular en el aterrizaje con caída durante el ciclo menstrual

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Muchas lesiones de las extremidades inferiores, especialmente la rodilla y el tobillo, ocurren durante la actividad deportiva, y la tasa de incidencia es más alta en las mujeres que en los hombres.

Hipótesis:

La hipótesis fue que las fases del ciclo menstrual afectan el ancho de la sindesmosis tibioperonea durante el aterrizaje de caída en mujeres jóvenes sanas y que tales cambios en la articulación tibioperonea también afectan la dinámica y la coordinación neuromuscular de las extremidades inferiores.

Estudio descriptivo de laboratorio.

Métodos:

Los participantes incluyeron 28 mujeres jóvenes sanas (edad media, 21.0 ± 0.8 años). Se tomaron muestras de sangre para determinar los niveles plasmáticos de estradiol y progesterona inmediatamente antes de la realización de la tarea: aterrizaje en una sola pierna desde una plataforma de 30 cm. Usando ultrasonografía, la distancia entre la tibia y el extremo distal del peroné, considerada como el ancho de la sindesmosis tibioperonea, se midió en posición vertical sin flexión del tobillo. La fuerza máxima de reacción en el suelo (GRF) en el aterrizaje se midió utilizando una plataforma de fuerza. El tiempo para alcanzar el máximo de GRF (Tp-GRF) se midió como el tiempo desde el contacto inicial con el suelo hasta el GRF máximo. Los ángulos de la articulación de la cadera, la rodilla y el tobillo durante el aterrizaje de una sola pierna se calcularon utilizando un sistema de análisis de movimiento tridimensional. Las actividades musculares de las extremidades inferiores se midieron usando electromiografía superficial.

Resultados:

El ancho de la sindesmosis tibioperonea fue significativamente mayor en la fase lútea en comparación con las fases menstrual, folicular y de ovulación (en un 5% -8% del control). Además, durante la fase lútea, el Tp-GRF fue significativamente más corto que en la fase folicular (en un 6%); la rotación interna de la cadera y el valgo de la rodilla fueron significativamente mayores que en la fase menstrual (en un 43% y 34%, respectivamente); la flexión de la rodilla fue significativamente menor que en las fases menstrual y folicular (en un 7% -9%); la dorsiflexión del tobillo fue significativamente menor que en la fase folicular (en un 11%); la aducción y la eversión del tobillo fueron significativamente mayores que en las fases menstrual y folicular (en un 26% -46% y 27% -33%, respectivamente); y la activación del glúteo mayor antes del aterrizaje fue significativamente menor que en las fases menstrual y folicular (en un 20% -22%).

Conclusión: Ver mas

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