El síndrome del túnel carpiano (STC), o neuropatía compresiva del nervio mediano a la altura del carpo, es la mononeuropatía más frecuente en la práctica clínica. Tiene una prevalencia estimada de 125 casos por cada 100.000 personas, aunque existen estudios que apuntan a una prevalencia de hasta el 1% de la población. Los signos y síntomas clínicos son parestesia de la mano, dolor de la extremidad superior, signo de Tinel a la percusión sobre el nervio mediano en la muñeca, signo de Phalen, pérdida sensorial en la distribución del nervio mediano y debilidad y atrofia tenar. Muchas de estas manifestaciones clínicas no son exclusivas del STC y, con frecuencia, la correcta distinción entre las distintas causas de los signos y síntomas de la extremidad superior tiene importantes implicaciones terapéuticas.
Las pruebas diagnósticas que tenemos en Osteopatía nos dan información precisa de las alteraciones localizadas o referidas que están implicadas en el STC. Es importante precisar cada una de las pruebas y adaptarlas al contexto diagnóstico para determinar la causa de la patología.
La electrodiagnosis, que incluye estudios de conducción del nervio motor y sensorial, y estudios de aguja electromiográfica (EMG), desempeña un diagnóstico importante dentro de la medicina tradicional con los pacientes con posible STC, la Osteopatía no considera a esta prueba una prueba definitiva. Muchos de los pacientes diagnosticados como positivos por medio de esta técnica posteriormente han sido tratados por un Osteópata a través de movilizaciones osteopáticas cervicales y han sido liberados del STC, lo cual quiere decir que sí que había una radiculopatía y que ésta era la causante de la alteración, pero con la particularidad de que ésta, tenía su origen en la columna vertebral cervical y no como generalmente se piensa, sólo a raíz de la compresión de la conducción nerviosa de la muñeca.
Un reconocimiento clínico osteopático y neuropático a través de las pruebas fisiológicas que debe conocer cualquier Osteópata puede contribuir a identificar estados patológicos que imitan el STC, como radiculopatía cervical, plexopatía braquial, neuropatía proximal del nervio mediano u otras mononeuropatías de la extremidad superior o neuropatía periférica.
Si la pruebas y baterías efectuadas son negativas, es posible que los síntomas del paciente no se deban a una neuropatía sino a otras causas, como artritis o tendinitis. En tales casos los tratamientos de recuperación funcional deberían enfocarse en concepto de su base patológica.
A pesar del indudable valor de los estudios de conducción del nervio y EMG en la evaluación de pacientes con posible STC, estas pruebas pueden estar infrautilizadas en la práctica clínica. Dado que el STC se ha convertido en un problema importante de salud pública debido a la frecuencia de su aparición en el entorno laboral y a la posibilidad de derivar en lesión por esfuerzo repetitivo, su diagnóstico y tratamiento han atraído la atención de muchos organismos y de las administraciones públicas.
La medicina tradicional tiene una forma de eliminar la sintomatología muy peculiar, ésta consiste en la liberación del ligamento transverso del carpo con anestesia local sin necesidad de torniquete (bupivacaína 0,5% sin adrenalina) y coagulación bipolar. La anestesia local se inyecta dentro del túnel carpiano y en el tejido subcutáneo de proximal a distal, para hacer más cómoda la
infiltración a partir de ahí se interviene quirúrgicamente. Posteriormente a la intervención el tejido cicatrizal que se generará contribuirá a que al cabo de un tiempo no mayor de dos años la mayoría de estos pacientes intervenidos vuelvan a tener el mismo o mayor problema del que había, porque sigue estando la causa que produjo el problema más el tejido cicatrizal de la intervención quirúrgica a la que sue sometido el paciente.
La complicación por dolor persistente a largo plazo puede aparecer por cualquiera de las causas siguientes: cicatrización cutánea hipertrófica, cicatrización intra y perineural, adherencia del nervio a la piel, del nervio al tejido subcutáneo, adherencias entre tendones flexores y el nervio mediano, dolor de pilar en las eminencias tenar e hipotenar y distrofia simpática refleja. Las cicatrices hipertróficas suelen ser el resultado de una incisión que atraviesa la línea de flexión en ángulo recto. Si se produce una cicatriz hipertrófica dolorosa pese a todos los intentos de evitarla, es preciso revisarla. La cicatrización intra y perineural produce a veces disestesia, dolor e
hipersensibilidad. Es importante una hemostasia adecuada para evitar la cicatrización perineural. Si se desarrollara cicatrización intra y perineural a pesar de los esfuerzos del cirujano por evitarla, la hipersensibilidad y la disestesia remiten al cubrir el nervio con una matriz dural de colágeno. La posición superficial del nervio mediano y la adherencia del nervio a la piel suelen ser consecuencia de una incisión inadecuada directamente sobre el nervio, en vez de hacia el cúbito.
La propuesta de la Osteopatía o terapia biológica es encontrar la etiología de la patología, siguiendo un orden de tratamiento y posterior recuperación. Las diferentes vertientes etiopatogénicas pueden tener distintos frentes de abordaje terapéutico, en tal caso pueden haber afecciones en la misma articulación del carpo, éstas pueden nacer en el codo, siendo esta la articulación vecina más importante, pueden llegar desde el hombro y por supuesto desde la zona cervical. Este ultimo eslabón es el que no considera la medicina tradicional como uno de los mayores desencadenantes y productores de patologías del miembro superior, siendo para el Osteópata una zona importante en la que desarrollar su perspicacia diagnóstica y terapéutica.